¿A dónde van los sentimientos que se le tienen a una persona cuando ésta debe partir sin previo aviso? ¿En dónde se pueden guardar? ¿Existirá un baúl que contenga sentimientos estrenados, emociones consumidas por la mitad y otras tantas por sentir? Suena el despertador y Joaquín se encuentra en medio de una habitación, de paredes de color almendra, que debido a la humedad su tono se ha ido deteriorando. Mira la mesa de noche en busca del portaretrato que contiene la fotografía de Regina, su amada, y deja escapar un suspiro. Se levanta y se dirige al baño, se moja las manos y las pasa por su rostro mientras se queda detallando sus ojos en el espejo. Mira el tamaño de los inquilinos canosos que conforman su barba, repite con tristeza el nombre de aquella mujer que tanto ha amado durante los últimos 30 años de su vida, va a la cocina en busca de café para acompañar el mismo periódico que ha leído desde hace tres semanas atrás. Va hasta la página 10 para centrarse en el artículo sobr