No es otro relato de amor

Por cosas del destino, en determinada estación del camino un hombre y una mujer se encuentran y descubren en ellos un universo de sentimientos que con el pasar de los segundos, minutos, horas, días meses e incluso años, aumenta aquel afecto, lo alimentan, lo riegan, lo hidratan como una planta exótica que es complicado hallar. La relación que comenzó como un juego, una diversión, una simple atracción pasó a segundo plano porque lograron alcanzar un alto grado de estabilidad, pero como todo, en un principio es color rosa y con el tiempo le caen gotas oscuras que si se permite, mancha el tierno color. Decididos están a formar una familia y a decir las palabras que un enamorado dice cuando no desea perder a su media naranja:—Te amo, estaré contigo toda mi vida porque no quiero conocer a nadie más, lo tienes todo, tu tienes todo lo que necesito para ser feliz... Momento! ¿Cómo que una media naranja? Nadie es mitad de nadie, todos somos completos, o de cuando acá entablo una relación con cierta persona y su pie pasa a ser mío, si me lo quita lloro porque me había cortado el mío y no se donde lo tiró. De cuando acá ¿mi felicidad está en manos de otra persona? Entonces si decide irse porque la flor se marchitó, se pudrio, se secó, seré infeliz? En este campo lleno de tulipanes, de rosas, de margaritas, de orquídeas, habrá una hermosa flor que combine conmigo, pero no quiero sonar aburrida, continuaré. Una fecha cualquiera deciden unirse porque en todo aspecto se sienten llenos y al poco lapso la cigüeña se anima a visitarles, una linda ilusión, un personaje que se ama y no se conoce comienza a formarse gracias a la gota de luz divina proveniente del aparato sexual del macho, ¿Cómo amar a alguien que no se conoce? ¿Cómo esperar 9 meses para poder ver a alguien que no te habla pero que en ocasiones te da golpecitos en el vientre, qué provoca cambios en tu cuerpo sin tu consentimiento, qué desordena tu cuerpo? Hay muchas salidas pero son inhumanos ese tipo de actos, por lo menos así los considero. ¿Cómo amar a alguien que puede llegar a estar en desacuerdo contigo en muchos o con todos tus razonamientos, con todos tus conocimientos, con tus comportamientos? Ser padre, ser madre (no lo soy pero he hablado con muchos, se que no es lo mismo) no es algo fácil, no es repasar el juego de niños, se dice que es necesario estudiar por lo menos, por lo menos, 20 años. Y a ¿dónde? Nunca, en mi corta existencia he visto academias para ser padres y que diga que se obtiene certificado garantizado y que la carrera dura 23 años con especialización!
Aún así, se arriesgan y su trabajo crece sorprendentemente, poco a poco le enseñan cosas básicas (que la verdad no son tan básicas, si lo fuese no existiría el analfabetismo) como leer, escribir, sumar, restar, interactuar con el otro y demás. Dan lo mejor de sí, invierten sus horas de trabajo en un regalo que está de moda pagado con varios trozos de papel en recompensa de su desgaste físico, dicen llamarse, dicen ser buenos padres solo por sus presentes, por la comida, por la ropa... un buen padre es el que antes de dormir te lee un cuento, el que te apoya y te da palabras de aliento para que salgas adelante con tus proyectos, un buen padre es el que en vez de juzgarte te aconseja, es el que en vez de tratarte a las patadas se sienta contigo y dialoga, un buen padre es el que en vez de dejarte de hablar te pregunta ¿qué sucede? Difícil es pues encontrar un buen padre, nadie nació aprendido, se puede mejorar aunque algunos consideren hacer muy bien su trabajo suprimiendo a sus hijos ó ¿es uno como hijo el qué se deja suprimir?

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